La Alhambra desde El Generalife

La Alhambra desde El Generalife
La Alhambra desde El Generalife

20171108

ALHAMBRA - ARQUITECTURA IMPERIAL

El Emperador Óleo sobre lienzo, 183 x 110. Juan Pantoja de la Cruz. Museo del Prado.
Hagamos ahora un recorrido por aquellos edificios más directamente relacionados con
el Emperador Carlos V, a los que se denomina arquitectura imperial y la repercusión de los mismos en la arquitectura granadina del s. XVI. Empecemos por las habitaciones del Emperador dentro de la Alhambra.


Artesonado de cuarterones trazado hacia 1532 por Pedro Machuca
Cuando el emperador Carlos V visitó Granada quiso alojarse en la Alhambra y por esta razón, unos jardines situados entre el palacio de Comares y el de los Leones se habilitaron para adaptarlos como habitaciones del emperador y recibieron destacados elementos decorativos. Se accede a estas habitaciones por una puerta abierta que en época nazarí fue una ventana, situada en la alcoba izquierda de la sala de Dos Hermanas, en el Palacio de los Leones.


Entramos en el Despacho del Emperador. Si nos fijamos en la chimenea trazada por Machuca veremos el escudo de mármol que se encuentra sobre ella, con los emblemas imperiales. 


Son los símbolos del Emperador: las columnas de Hércules, de origen mitológico, que indican el límite del mundo conocido en la Antigüedad, en las que se incluyó el lema “PLUS ULTRA” (“más allá”); el águila de los Habsburgo, con doble cabeza, símbolo del Sacro Imperio Romano Germánico, y la corona imperial.
Como anécdota, la que describe la Guía de la Alhambra, que cuenta que en el siglo XVII se difundió la leyenda popular de que en “en este cuarto engendraron el Emperador Carlos y la Emperatriz doña Isabel, su mujer, a su primer hijo el Rey Felipe II”


También trazado por Machuca el artesonado de la antecámara que le sigue, que conducía a los dormitorios reales. Conocidas estas últimas como “Salas de las Frutas”, por tener sus techos decorados con estos motivos, realizados por Julio Aquiles y Alejandro Mayner, discípulos de Rafael Sanzio y Giovanni de Udine en 1537. Los dibujos reproducen los productos de las huertas que rodean la Alhambra, siguiendo con la tradición de los bodegones en los palacios italianos.


Situadas las dos primeras entre los patios de la Reja y de Daraxa, y las otras cuatro al Norte del patio de Daraxa, conocidas éstas como habitaciones de Washington Irving, por haberlas ocupado este escritor durante su estancia en Granada, en 1829, escribiendo aquí sus “Cuentos de la Alhambra”. 

Patio de la Reja
Patio de Daraxa
El Peinador de la Reina (también en la Alhambra) se hizo para ser ocupado por la Emperatriz Isabel, se accede a el desde la antecámara del Emperador, a través de una galería abierta al paisaje (Albayzín-Sacromonte), realizada también en el siglo XVI, sobre el adarve. 

Peinador de la Reina



Tiene varios nombres, se le conoce como Peinador de la Reina, Tocador o Mirador, se construyó hacia el 1537 sobre la Torre de Abu I – Hayyay. 
Para su construcción se desmontó la cubierta que existía en torno a la linterna árabe y se elevaron los muros exteriores.


La estancia es una sala rectangular muy decorada, tiene en el lado sur un arco de medio punto que da ingreso a la linterna árabe convertida en Tocador, y rodeando los otros lados un corredor abierto al paisaje. 



A la derecha de la entrada hay una losa de mármol con un gran hueco en el centro, por donde salía el perfume quemado en una chimenea en la habitación de abajo, por lo que también se le llegó a llamar la torre de la Estufa.


Albayzín y Sacromonte a
 través de la ventana

Las pinturas al fresco, realizadas probablemente entre 1539 y 1546, son de destacar, sobre todo por su importancia histórica, representan la campaña de Carlos V en Túnez 1535, en las que se puede ver la salida de la escuadra desde el puerto de Cagliari, (uno de los puertos mas importantes de Italia) el viaje y desarrollo de las operaciones militares, hasta la retirada de las tropas y su regreso a Sicilia.


Depuesto el rey Mulay Hasán y conquistada Túnez por Barbarroja (1534), Carlos V decidió organizar una potente expedición que reconquistase la ciudad, plaza principal en el control del Mediterráneo oriental que amenaza las posesiones españolas en Italia. 
En el verano de 1535 parten los contingentes navales, Andrea Doria iba al mando de la flota y el marqués del Vasto de las fuerzas terrestres contaban con la presencia del propio emperador. Los casi 30.000 hombres desembarcaron en la costa del golfo de Túnez sin oposición enemiga. Necesitando un mes para emplazar la artillería contra La Goleta. Esta fortaleza de forma rectangular defendía el estrecho canal que une el puerto interior de Túnez con el mar. 



El emperador decidió atacar el 14 de julio, tras seis horas de cañoneo se desplomó la torre principal, y la fortaleza fue tomada al asalto; se rindieron las 84 naves de Barbarroja, que huyó durante el avance de los atacantes hacia Túnez. El 21 de julio el emperador entró en Túnez; 20.000 cautivos cristianos fueron liberados, Mulay Hasán fue repuesto en el trono y estableció una fuerte guarnición española en La Goleta.

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